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El pequeño hombre que hablaba con los osos...
"Hablo de Jean Louis.
Era un pequeño personaje más parecido a un hobbit que a un humano.
Menudo, magro, nervudo y silencioso, absolutamente silencioso.
No le gustaba hablar con los humanos, prefería hacerlo con las bestias. Quizá fuera por eso que me tomó como confidente en las largas veladas.
Y me confió su preciosa forma de vida allá en los Pirineos, del lado de Francia, su interés en confraternizar con los los lobos y los osos, cómo se acercaba a ellos, les dejaba comida, permitía que se confiaran y les hablaba, si, les hablaba.
Todo esto me lo contaba, chillaba, reía, recitaba con una voz preciosa y cantarina, en un idioma difícilmente reconocible, mezcla de francés, euskara, catalán, pero absolutamente expresivo y entendible, sin parar de moverse y gesticular a mi alrededor.
Todos los años, antes de que la primavera empezara a hacer despertar los brotes de los campos, Jean Louis aparecía como un reloj. Venía caminando desde los Pirineos, desde su casa. Nunca se alojaba en Albergues ni ciudades, no lo soportaba. Necesitaba la soledad de los campos para poder descansar.
No sabía leer ni escribir, pero era sabio. Jamás utilizó ningún documento ni credencial, no los necesitaba, pero llevaba consigo un viejo cuaderno lleno de comentarios en todos los idiomas y con mil letras diferentes. En él se plasmaban frases de aliento, cariñosas, deseos de felicidad, saludos variados de todo tipo de personas coincidentes en algún punto de un Camino, y algún sello no habitual, generalmente de conventos por los que a veces se dejaba caer en solicitud de ayuda. Se empeñó en que yo conservara esa joya, su cuaderno de viaje, su cuaderno de Camino. Lo mantengo como un preciado tesoro (acabo de reencontrarlo en una mudanza complicada, os prometo pasaros algún fragmento pronto).
Aún tengo otro recuerdo físico de aquél pequeño Gran Hombre. Me dejó grabados con un hierro calentado en la estufa, dos bastones cruzados con sus calabazas que adornan mi pequeño bastón de madera. Siempre que lo agarro lo llevo en mi mente.
Un año no volvió. Explotó la primavera, pasó el verano y Jean Louis no apareció. Suponemos que continuó su camino. La huerta y la cabaña en la que dormía cuando estaba entre nosotros le echaron de menos. Nosotros más, mucho más ..."
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