sábado, 28 de agosto de 2010

La historia interminable...

La eterna dualidad: día y noche, luz y sombra, hola y... adiós.

Necesitaban, buscaban con toda su alma algo cálido a lo que agarrarse.

Cada una de ellas, formando parte de la otra, arrastraba su esperanza, su desengaño, su ilusión, su desesperación, por los caminos.

Fueron unas horas intensas, las dos eran una sola, yo fui todo un mundo para las dos y para cada una de ellas.

Las ayudé, poco. Me ayudaron, mucho. Las orienté, era fácil. Me orientaron, no se cómo pero lo consiguieron, y abrieron muchas puertas cerradas y candadas para ¿siempre?, y les allané el camino, y ellas me alumbraron lo que vendría después.

Les limpié las lágrimas y ellas me curaron el alma herida con su bálsamo luminoso.

Y se marcharon... como no podía ser de otra forma.

Iban más ligeras que llegaron, me dejaron más libre que me encontraron...

Nunca tan pocas palabras encontrarían un eco tan largo.

El grito de la tierra... el grito del Camino

El grito reivindicativo de una tierra cansada, agotada de darlo todo, y dispuesta a que no se la siga destruyendo más, desgarró el limpio aire de la mañana, bajo un sol de cuidado, pero con toda la fuerza que le dan la razón y la dignidad.

El ataque ha sido feroz, taimado, a traición, como siempre que se teme enfrentarse a la verdad... no se esperaba que los elegidos por nosotros, nuestros representantes, los que están a nuestro servicio en la Administración del Estado decidieran con una táctica "agosticida" dar la puntilla a las esperanzas de todos los que confiábamos en que, por razones de lógica humana, por la más elemental aplicación de las leyes que ellos aceptaron, que firmaron sin ningún rubor y que una y otra vez ignoran y conculcan, estaban obligados a proteger: el Camino de Santiago, vilipendiado, robado, esquilmado, pisoteado sin reparo... y ahora inundado, una vez más, en pleno año Santo, el que pasará tristemente a la historia como el más nefasto año Santo de la Era Contemporánea...

Lo han hecho una vez más, pero se han encontrado de frente con los que no tenemos otra cosa que el pensamiento y la palabra, desnudos de protección, pero equipados con todo un bagaje de sentido común y de sangre caliente en las venas, con un pueblo harto de ser el que paga todas las desdichadas ocurrencias de los políticos de turno y de los negociantes de siempre.

Y la respuesta ha sido inmediata, fervorosa, limpia y contundente. Se cortó la carretera general de Pamplona a Jaca a la altura del puente de Artieda. Fue una acción valiente, digna y limpia. Allí quedó patente que hay un pueblo VIVO, un pellizco del mapa que quiere seguir viviendo en su tierra, con sus medios, amante de su historia y garante de su futuro y del de sus hijos, respetuoso con el Camino de Santiago que les duele como al que más, y que no se van a mover ni un metro, ya no más.

Mención agradecida al comportamiento de los miembros de la Guardia Civil que no impidieron la acción y que la guardaron con todo respeto.

Y otras menciones menos agradables: la total y absoluta ausencia de las representaciones de las Asociaciones supuestamente "amigas" del Camino de Santiago. Ni una a nivel oficial, ni las locales (Jaca, Zaragoza, Navarra) ni de ninguna parte. Cada vez se hace más patente la nula y poco oportuna justificación para estas ausencias, NO hacen ninguna falta, SOBRAN, TODAS, ¡A LA MIERDA CON ELLAS!

El Camino se defiende solo, el Camino lo defienden los habitantes de estas tierras, no necesitan de tanto experto ni tanto sabio...

Y queda en la retina y en la mente la sonrisa, la ilusión, la esperanza de estas gentes nobles que llevan más de treinta años luchando y que saben que la batalla aún durará generaciones, pero que se saben poseedores de la RAZON, y por ello, INVENCIBLES.

El Camino está bien guardado...