jueves, 16 de septiembre de 2010

Mi bastón... de madera

Tengo un bastón que me acompaña en mis andaduras desde hace unos veinte años.

No mide mucho, más bien poco, es decir, lo justo para mí, poco más de un metro veinte.

Por tanto, nunca me atrevería a llamarlo bordón, es un humilde bastón.

Está hecho de madera, de una rama de eucalipto recogido en Galicia.

Este bastón tiene ya mucho de mí.

Por él han resbalado litros de sudor, es decir, de mí mismo.

Conoce todas las fuentes entre St. Jean, allá en Francia, y el Fin de la Tierra.

Se ha bañado en todos los ríos, todos los regatos, todos los mares... es mi compañero de camino, con quien duermo muchas veces abrazado dentro del saco, mi confidente, mi cómplice...

Es muy simple, para que me durara más ya he gastado muchas puntas de acero.

En su empuñadura, un invierno lejano Jean Pierre, mi amigo francés que vive con los osos del Pirineo, grabó con un hierro al rojo la imagen de dos bastones cruzados con una calabaza colgando cada uno.

Más de una vez lo he perdido, lo he abandonado involuntariamente, y siempre, siempre ha vuelto a mí.

LE QUIERO...

Espero que me acompañe todavía unos cuantos años, nada sería igual sin él en los caminos.

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