Desde allí las cosas son casi iguales, pero a la inversa.
Es decir, si me pongo frente a un espejo sujetando una manzana con mi mano derecha, la imagen que veré es la de una persona sujetando una manzana en su mano izquierda.
¿Qué es más real, delante o detrás?
Yo ceo que ambas son reales.
Pero yo prefiero estar siempre que puedo al otro lado.
Me ayuda a ver las mismas cosas con una visión más crítica, más amplia, más atractiva, me ayuda a verme a mi mismo como me ven los demás, y me hace creer que las cosas son como yo quiero que sean, y eso tan simple me hace feliz.
Me ayuda a corregir posturas, me ayuda a ser más tolerante, al fin y al cabo lo que veo soy yo mismo y soy lo mejor que tengo, lo único que realmente tengo.
Y me ayuda, sobre todo, a ser mejor, más comprensivo conmigo y con los demás.
Probad a pasar al otro lado del espejo: os espera una verdadera sorpresa.
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