martes, 5 de enero de 2010

Cogiendo vieiras...

Como aquél día, como siempre...

Fisterra, allá en los confines de la tierra conocida, tierra de misterios, tierra de finales, tierra de renaceres...

La tarde es soleada, radiante, clara, luminosa, de esas que te golpean en la cara con todo su vigor, que te recuerdan que el mundo es LUZ, que te hacen entrecerrar los párpados ante la embriaguez de vida que amenaza con explotar en tus retinas.

Viento frío, cortante, helador...

Vuelvo a la playa de Llagosteira, aquélla en cuyas limpias arenas emergió el caballero que saltó con su corcel desde el monte Pindo, tocó suavemente las aguas sobre las Lobeiras y aterrizó con toda su majestad a pocos metros de la orilla, saliendo de la mar con su montura y su capa llenos de conchas de vieiras.

Camino descalzo, zigzagueando por la línea bien definida que separa la arena húmeda de la arena seca. Busco, como siempre, los tesoros que el agua ha depositado durante la noche anterior.

Y comienzan a aparecer: grandes, diminutas, grises, rosas, brillantes, viejas, de todos los tamaños, las vieiras, los preciados tesoros que los peregrinos medievales buscaban con ahínco para coser en sus sombreros, en las esclavinas de sus capas, para que les sirvieran como salvoconducto y certificación de su llegada al Finis Terrae, donde acaba la tierra.

A lo largo de los minutos, de las horas, las bolsas se van llenando... luego descanso en la arena seca, mirando a la mar, los ojos entrecerrados, a veces cerrados del todo, pero sin fuerza, la nariz ensanchada, respirando el aire salado, el aire lleno de esencias marinas, los oídos saturados de música de gaviotas, de silbidos del viento...

Hay que volver, debo y quiero volver...

Las bolsas van a la mochila, ya pesa más de la cuenta, pero ocupan el lugar exacto, no sobra nada..., todo está cumplido...

De vuelta a casa, lavar las vieiras, secarlas, ordenarlas... todo un placer.

Tantos recuerdos, tanta nostalgia, tanta alegría, tanto llanto...

En cada una de ellas un recuerdo, una cara, una sonrisa, un guiño, un momento, Camino.

Misión cumplida..., una vez más...

Hasta siempre Corcubión, Fisterra, hasta siempre, mi casa, vuestra casa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario