domingo, 29 de noviembre de 2009

Desde la Zona 0

De viejos papeles extraviados, nunca olvidados, asoma este grito desgarrado:

Ya iba siendo hora de volver, de ver con nuestros propios ojos lo que nuestra alma presentía, de acercarnos a lo que puede que nunca vuelva a ser igual... y para allá que nos fuimos esta magnífica mañana de primavera (en febrero).

Y lo que vimos es lo que imaginábamos, lo que recordábamos: un valle magnífico y fértil, una tierra tranquila y en paz, unas carreteras solitarias y acogedoras, un pueblo intrépido y valiente sobre su loma, unas calles evocadoras y limpias, unas puertas nuevas y viejas que hacían presentir la vida interior de las casas... y un presentimiento doloroso de soledad, de abandono por parte de todos.

La primera sorpresa fue no encontrar el letrero que nos emocionó allá por el 2004 cuando caminamos por estas tierras, y que presumía de hermanamiento entre este aguerrido y orgullos pueblo (Artieda) y el muy lejano y querido pueblo de Chiapas. Los contenedores modernos del reciclaje no han debido de dejar espacio para aquél grito silencioso y lo han debido de desplazar quién sabe dónde.

La iglesia y el Albergue siguen en su sitio, aquélla y éste cerrados a cal y canto, sin sorpresas. Luego un paseo por las calles solitarias, y un elegante y artístico tropezón o leñazo que da con mis cansados huesos en medio de la calle principal, eso si, sin soltar la máquina de fotos ni sacar la mano derecha del bolsillo, así, sin previo aviso. El incidente se salva con una rodilla escocida y un siete de considerables dimensiones en el pantalón de los domingos, ¡vaya sea por Dios!

Luego buscamos testimonios de la batalla y algunos encontramos, y fuertes. Fotografiamos desde la parte superior del pueblo el valle que se pretende inundar, y la cola del pantano que se quiere traer hasta aquí mismo, ¡pena da!

No hay con quien hablar ni con quien contrastar nada, así que, una vez fotografiadas las pancartas recogidas de la última movida, nos dirigimos hacia Ruesta, bastión de la CGT y territorio liberado, de gratos recuerdos, y una víctima más de lo que se pretende hacer. Allí aprovechamops para inmortalizar unos cuantos grafittis gloriosos y únicos , testimonio de una rebeldía con causa, fiera e indomable.

Y volvemos a casa dando un rodeo por Sangüesa, otra posible víctima de esta sinrazón (esperemos que no).

La sensación es de soledad, de cierta tristeza, pero de belleza natural, de recursos abundantes pero mal administrados, de alguna decandencia , de un camino que se pierde irremediablemente, amenazado una y mil veces, y que parece que ahora sí que se nos va.

Por si sirve de algo, ahí nos quedan unas pocas escenas de lo que hay, de lo que no se sabe cuánto tiempo estará, pero que nunca, NUNCA, debería desaparecer.

¡¡¡ YESA NO !!! ¡¡¡ SALVEMOS EL CAMINO !!!





No hay comentarios:

Publicar un comentario