domingo, 8 de noviembre de 2009

Un buen día soñé que caminaba... y eché a andar.

Muchos años después, sigo caminando, aprendiendo, soñando... y una parte de todo eso quedó reflejada en una vieja libreta.

La libreta se extravió, pero sus palabras nunca se olvidaron, ya forman parte de mí.

Y cuando la libreta asoma, todo mi mundo se pone a caminar, a soñar caminando, a caminar soñando...

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